El trabajo no sólo es una fuente de ingresos, también es un espacio de autorrealización. Nos provee de reconocimiento social, alimenta nuestra autoestima, es una forma de aprendizaje constante, un medio para socializar y crear vínculos de todo tipo. Es uno de los pilares que nos mantienen estables y cuando nos enfrentamos a una pérdida o cambios, podemos enfrentarnos a procesos emocionales como el duelo. Así es señoras y señores, el duelo laboral es una realidad.
Existen dos tipos de duelo laboral:
a) Por pérdida de empleo
b) Por transición o cambio de trabajo.
Las etapas son las mismas, aunque las situaciones varían un poco.
Duelo laboral por pérdida de empleo
- Negación. Se asocia con una situación temporal. Hay pensamientos como “Esto no me puede estar pasando a mí”.
- Ira. Enojo e irritabilidad son las emociones más frecuentes. Se buscan culpables.
- Negociación. Se toma conciencia de la situación y busca ser superada. Envío de CV, búsqueda constante.
- Depresión. Sentimiento de impotencia. Puede afectarse la autoestima al no hallar oportunidades. No es bueno tomar decisiones en esta etapa, podrías autosabotearte.
- Aceptación. Reconoces las razones, causas, reflexionas sobre tus mejores cualidades, lo que aprendiste, la lección que te dejó ese empleo y retomas con todas tus fuerzas la búsqueda de empleo o incluso una forma de autoempleo.
Duelo laboral por transición
El duelo ante cualquier pérdida es normal, somos seres emocionales. Pero ante cualquier situación de duelo laboral trata de tomar conciencia de lo importante que es poner tu cuidado físico y mental en primer lugar. Toma el control de tu vida y tu camino profesional, ten siempre a la mano plan a b y c por cualquier contingencia.