orge es Ingeniero en Sistemas Computacionales, sabe programación HTML5, CSS, PHP. Es creativo y le apasiona el mundo de las aplicaciones. Después de una larga búsqueda de empleo, una agencia especializada en la creación de sitios web se puso en contacto con él para agendar una entrevista, haciendo énfasis en que su perfil era perfecto para la vacante. El día de la reunión el encanto terminó al verlo entrar en silla de ruedas. Escuchó “Ah, ¿tú eres Jorge?”, por el tono supo que todo quedaría en un “nosotros te llamamos”.
Esta historia se repite todos los días en todos los ámbitos. Las personas con discapacidad enfrentan, por un lado, el prejuicio social y por otro, el miedo y el desconocimiento en torno a “¿cómo se trata a alguien así”. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, 7.7 millones de personas en nuestro país tienen alguna discapacidad y sólo el 38.5% participa en alguna actividad económica. Y ojo, tener “actividad económica” no significa que tengan un empleo formal.
¿Cuál es el mayor problema? La cultura social. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “se entiende por discapacidad la interacción entre las personas que tienen algún problema de salud y factores personales y ambientales (por ejemplo, actitudes negativas, transporte y edificios públicos inaccesibles y apoyo social limitado).” ¿Qué significa? Que quien discapacita es el entorno, es nuestra ignorancia, las barreras que construimos y la falta de empatía.
Acostumbramos ver a las personas con discapacidad con lástima, creemos que abrirles las puertas para hacer “cualquier cosa” es ayudarles a ganar “algo de dinero”, pero difícilmente los vemos como esas personas talentosas y capaces, no porque no lo sean, sino porque estamos inmersos en una visión capacitista que antepone las condiciones a las personas.
Una empresa incluyente va más allá de querer colgarse medallas por responsabilidad social, traduce las intenciones en hechos. Si deseas ser parte de las empresas que están cambiando el mundo a favor de la inclusión, pero sientes primero necesitas cambiar la conciencia laboral de tu equipo, puedes acercarte a organizaciones como Inclúyeme.
Si un día llega a tu vida una persona con discapacidad y te cuesta relacionarte con ella, sólo piensa: “Si yo estuviera en su lugar ¿cómo me gustaría que me hablaran?, ¿qué me gustarían que vieran en mí?” No dejes que tus suposiciones se escuchen más fuerte que su voz, no permitas que sus apoyos (sillas de ruedas, aparatos auditivos, lengua de señas, etc.) pesen más que su preparación.