En la última década, la visibilización de la violencia de género ha hecho que cada vez seamos más conscientes de aquellas actitudes que obstaculizan la equidad entre hombres y mujeres, sin embargo, existen algunos comportamientos machistas cotidianos que han sido normalizados y pueden pasar desapercibidos: los micromachismos, pero llamarlos “micro” no significa que deban minimizarse, ya que de acuerdo con un estudio realizado por la revista Psychology of Women Quarterly, esta violencia pasiva es igual de dañina.
El ámbito laboral es uno de los lugares donde más presentes están y erradicarlos es una necesidad, pero para poder hacerlo debemos aprender a identificarlos. A continuación, te presentamos los más comunes.
•La brecha salarial es típico, de acuerdo con CONAPRED, los hombres ganan en promedio un 34% más que las mujeres en puestos similares.
• La división sexual de labores, hay puesto que se consideran “femeninos” y “masculinos”, por ejemplo, sólo se buscan mujeres para puestos de asistencia servicial como asistentes o secretarias.
•Hay algunas empresas que, en la entrevista, preguntan a las mujeres si tiene “planes de embarazarse”, si la respuesta es sí, las posibilidades de ser contratada se reducen, pero si un hombre tiene planes de ser papá, no pasa nada.
•A las mujeres se les exige imagen impecable, los hombres no se preocupan por uñas limpias, calvicie, sobrepeso o apariencia de la piel.
•Trato verbal discriminatorio: he estado en lugares donde a los hombres se les habla por su apellido, a las mujeres por su nombre, su nombre en diminutivo o apodos como “linda” o “chaparrita”.
•“Manspreading”, en el trabajo y en todos lados… los hombres se sientan con las piernas abiertas, con esta necesidad inconsciente de adueñarse del lugar.
•Tareas “feminizadas” como preparar el café, tomar notas, preparar materiales, ocuparse de la comida. Por ejemplo, una amiga me contó que un día en su oficina hubo una reunión muy importante y pusieron a las mujeres a limpiar y acomodar la sala de juntas o como cuando se organiza la fiesta de fin de año y al repartir las tareas, las mujeres a cocinar.
•La “Bropropiation”, esto me ha pasado verlo muy seguido, es cuando un hombre toma crédito por ideas de una mujer. Una vez estábamos en una reunión de equipo, una mujer dio una gran idea sobre la estrategia a seguir, fue sutilmente ignorada, pero luego un compañero repitió la misma idea, el jefe y todos lo felicitaron por creativo.
•“Mansplainig” es la tendencia a explicar algo a una mujer de forma condescendiente, cuando ella no lo preguntó, en el mundo laboral es muy común, he tenido compañeros que me explican cómo debo realizar mi trabajo, cuando ellos trabajan en otras áreas o no tienen ni la más mínima experiencia. Es esa necesidad invisible de demostrar que, por ser hombre, sabe más.
•El “Techo de Cristal”, una barrera invisible que no permite que las mujeres, por muy capaces, tengan puestos directivos porque se considera que el liderazgo no es una habilidad natural y al ser débiles no podrán “controlar” un equipo de trabajo.
•También es muy común que las mujeres reciban evaluaciones sobre su personalidad o características como tono de voz, forma de su cabello, etc. Créanme, lo he visto en filtros de Recursos Humanos y en evaluaciones trimestrales.
•Si la empresa tiene mentalidad igualitaria y dan la oportunidad a una mujer en un puesto directivo, es posible que varios de sus compañeros demeriten el ascenso y lo adjudiquen a cosas como “por guapa”, “porque barbera”, “porque sale con el jefe”, etc.
Identificar estas conductas que han sido normalizadas nos ayudará a combatirlas. Si como empresa tienes la oportunidad de fomentar la equidad, hazlo, sé parte de la nueva generación con visión igualitaria. Si eres hombre y has hecho alguna de estas cosas, ¡cámbialas! Y si eres mujer, levanta la voz, haz saber tu incomodidad, este tipo de agresiones no son “parte de nuestra naturaleza”, nunca dudes de la legitimidad de lo que sientes.